lunes, 8 de agosto de 2016

¿Las apariencias engañan?: Una reflexión sobre los valores

Hoy el mundo se ve afectado por un sinfín de conflictos que nos perjudican a todos, en mayor o menor medida. En general, los causantes del malestar se identifican como desastres naturales, atentados, secuestros, crisis económicas, hambrunas o enfermedades, entre otros. Pareciera que todo lo conocido como bueno está a punto a de desaparecer. ¿Qué podemos hacer para cambiar el panorama?

En cada problema siempre hay una cuestión de fondo, a la que nuestra sociedad tiende a dejar de lado para solucionar lo urgente. Por ejemplo, si se produce una inundación, solemos ser solidarios y enviamos donaciones de ropa, alimentos y otros elementos necesarios. Pero ocasionalmente nos preguntamos por qué sucedió.

Prestar tu mano en cuestiones urgentes es importante; no pienses lo contrario. La ayuda que puedas y sepas dar vale mucho. El punto al que busco llegar es otro. Ayudar  a solucionar las cuestiones de fondo requiere, en las personas que se comprometen, de valores como amor al prójimo, respeto y empatía. ¿Cómo llegar a ese lugar?

Para poner en práctica estas cualidades se puede empezar con algo que, en apariencia se ve pequeño, pero al final del día hace la diferencia. Antes de ayudar a una ONG, un comedor o el lugar que elijas para llevar a cabo el bien, es bueno primero mirar para adentro y pensar en los que están más cerca.

Es decir, las actitudes que tomamos frente a los problemas de nuestros familiares y amigos, e incluso propios, no deberían estar desconectadas de lo que hacemos para el afuera. Si somos capaces de abandonar el egoísmo y transformarlo en acción para nuestros seres queridos, seguramente podamos empezar a ser más empáticos con otro tipo de cuestiones que afectan al planeta.

"De acuerdo con distintas mediciones realizadas por TNS Gallup en los últimos años, el 19% de los argentinos realiza tareas voluntarias (…)", señalaron en una nota publicada en La Nación, con estadísticas del año 2009. Otro estudio, realizado por la misma consultora,  señaló: "Un 15% de argentinos declara haber realizado trabajos voluntarios durante el 2012".

Números como estos suelen tener variaciones acordes al momento que viva el país. Sin embargo, el hecho que exista un porcentaje tan bajo de voluntarios podría hablarnos de algo más. Pareciera que la cuestión de fondo pasara, en verdad, por una falta de compromiso real con nuestros valores y los otros. Si no podemos comprometernos con nosotros, nuestros padres, hermanos o abuelos, ¿cómo vamos a hacerlo con desconocidos?

El primer paso para ayudar va más allá de las intenciones. Para ayudar es preciso contar con un estilo de vida que refleje el carácter. Por ejemplo, si somos voluntarios de una organización que se dedica a investigar enfermedades respiratorias y al mismo tiempo, en nuestra vida privada, somos fumadores, ¿qué tipo ejemplo estamos mostrando? ¿Qué ayuda real estamos proporcionando?

Si querés ayudar, involúcrate con los que te rodean y luego hacelo con todos los que se crucen en tu vida. Si decidís ser voluntario en una organización que busca hacer el bien, da el ejemplo en tu vida privada también. Fortalecer tus valores puede ayudar, quizás, a que seas más consciente de la causa del dolor constante que aqueja a la humanidad.

Hacer por mostrar que hacemos, no nos lleva a reflexionar o criticar nuestro ambiente ni tampoco a modificarlo. Sólo lleva a alimentar un sistema de solidaridad ocasional. 

.
Por Florencia Soledad Gatell (perfil en LinkedInpara Proyecto Pura Vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario